Por Marino Baez
El liderazgo estratégico finge en las tomas de decisiones para aprovecharse del poder lo que tiene secuestrada la democracia. Actuando acorde con sus intereses no es posible que el país pueda desarrollar su economía y la funcionalidad.
Desde tiempos remotos, República Dominicana ha estado sumergida en el atraso institucional, y en consecuencia, el poder facto se ha apoderado de su economía, lo que no permite que avancemos en la educación y la estabilidad bases fundamentales del desarrollo, debido a la falta de incentivo para que los jóvenes puedan estatuirse profesionalmente en las diversas áreas del saber sostenible.
La estabilidad como nación “independiente y soberana” está siendo cuestionada por organismos internacionales en el entendido de que somos el país vinculado al maltrato hacia inmigrantes, iniciativas denunciables que rompen los límites de las leyes migratorias.
La historia gobernante de todo país tiene sus altibajos, de eso estamos claros, sin embargo, no es posible que casi VEINTE años de gobierno peledeista sólo hayan servido para centralizar los poderes, enriquecerse ilícitamente, desactivar la economía, incurrir en el oportunismo institucional, hacer y manejar las leyes a su antojo y mostrarse los ciegos y sordos ante las quejas sistemáticas de la población que trabaja y produce para pagar impuestos que no son devueltos ni siquiera con la estabilidad de los servicios esenciales como la salud, agua, energía eléctrica, entre otros.
El liderazgo político dominicano debe reinventarse. El tren debe cambiar de rumbo, el país se descarrila por lo incorrecto y cuando queramos pararlo será imposible. Ellos, los peledeistas lo saben. Saben que están haciendo lo incorrecto, saben que están apostando por la unión de Haití con República Dominicana, saben que cada vez que aprueban un préstamo a través del Congreso Nacional, es a los fines de defender sus intereses personales y llenar el botín con el dinero sucio de la corrupción y muchas veces proveniente del narcotráfico.
Estos casi VEINTE años de atraso institucional, del secuestro de la democracia dominicana y a escasos días para la celebración de las elecciones presidenciales y congresuales deben servir para que los jóvenes que por primera vez van a ejercer su derecho, se detengan a reflexionar cuando estén en la caseta de votación. No podemos seguir en lo mismo. No podemos permitir que los poderes sigan centralizados.
No podemos aceptar que un gobierno insensato, oportunista, manipulador, ancestral y violador de las leyes no siga gobernando.
El País será Posible si los dominicanos nos empoderamos y cumpliendo con los parámetros establecidos por el régimen de salud nos colocamos una mascarilla y con el distanciamiento requerido vayamos a VOTAR este CINCO de JULIO con la idea de no vender la conciencia, dándole valor al voto. “La decencia no es efímera”, votar tomando en cuenta que el país debe cambiar su estatus para que se desarrolle y todos sus nacionales sean tratados en igualdad de condiciones, es una virtud de familia que solo puede ser imitada por las personas decentes.
Los países que no recuerdan su historia están conminados a fracasar. El récord de atrocidades cometidas en las instituciones del estado dominicano con el apoyo del poder facto de los legisladores así lo han demostrado y el CINCO de JULIO es la fecha límite para salir del muladar (basurero) en el que estamos metidos durante casi VEINTE AÑOS de gobierno.
El cambio lo decides tú. Por ti, por tu familia, por el país, vota con la conciencia que caracteriza a un ser humano que prefiere la estabilidad con calidad humana, no así un país dirigido por la ineptitud pensante del subdesarrollo.
EL AUTOR es periodista. Reside en Estados Unidos.