OPINIÓN: Se acercan los días para las Elecciones presidenciales y congresuales

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A 25 días de los comicios presidenciales y congresuales, el liderazgo político muestra adicción por jugar a la ruleta rusa, sin entender que la humanidad atraviesa un momento histórico singular con afectación económica y derivación en una emergencia alimentaria que condenaría a 270 millones de personas a sufrir una situación de hambre aguda, “sin absolutamente nada que llevarse a la boca.”

Naciones Unidas define emergencia sanitaria como una “situación extraordinaria en la que las personas no pueden satisfacer sus necesidades básicas de supervivencia” y ha advertido que el impacto de la covid-19 aumentaría al doble el número de seres humanos en esas condiciones, que antes era de 138 millones.

Partidos y candidatos accionan constantemente el percusor que puede disparar una crisis política o agravar aún más el impacto ya catastrófico de la pandemia sobre la economía, como si todos ignoraran que sin un mínimo de entendimiento el tren nacional se descarrilaría, sin importar quién sea el maquinista después del 5 de julio.

La directora del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido a países con “cimientos débiles” y altos niveles de deuda que dependen de la exportación de mercancías básicas o del turismo, entre los que mencionó a los de África subsahariana y el Caribe, sobre el riesgo de padecer bancarrota financiera.

Es verdad que los peligros sobre emergencia alimentaria y devastación financiera no apuntan directamente sobre República Dominicana, pero debe admitirse que los términos “cimientos débiles” y “altos niveles de deudas” aluden también a esta tierra insular.
Lo aconsejable sería que Gobierno, partido oficialista y oposición política acuerden separar la campaña electoral de la agenda de recuperación económica, aunque los debates aborden también la visiones contradictorias de cómo afrontar la crisis poscoronavirus como garantía de gobernanza.

A Gobierno, partidos y candidatos hay que decirles que en el mundo prevalece el temor de que se pierdan una o dos décadas de progresos en muchos países, por lo que todos están compelidos a exhibir comedimiento, sensatez, respeto a las reglas del juego electoral, para que esta nación no figure entre las que se irían por el despeñadero.

El tsunami pandémico y económico amenaza a todo el mundo, pero países emergentes o en vía de desarrollo como República Dominicana resultarían severamente dañados si su liderazgo político no construye desde hoy mismo el valladar que desvíe el oleaje del coronavirus.

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