La pandemia COVID-19 continúa su azote a nivel mundial y en República Dominicana sus efectos son alarmantes, debido a influye en el recrudecimiento de la crisis sanitaria, social y económica.

El coronavirus provoca pánico, porque engendra adversidades como corroer la salud de la población, paralización de  la producción, inestabilidad económica, incremento del desempleo, depresión y múltiples trastornos psicológicos.

Con relación a la salubridad preocupa que los infectados en el país sobrepasen las 100 mil  personas y los fallecidos se aproximan a las dos mil; se acumulan más casos que en todas las naciones juntas de la región del Caribe y se supera a China, donde se originó el virus.

En el campo socioeconómico el drama es catastrófico y muestras de esto se expresan con la caída del turismo en un 87. 4 %, desplome de las exportaciones, parálisis significativa de los medios de producción, aumento de desempleo, disminución de las recaudaciones fiscales del Estado y descalabro de la economía informal.

Además, se ha retrasado el año escolar 2020-2021, la educación superior se desarrolla con limitaciones, situación que debe enfrentarse con responsabilidad e inteligencia, ya que no se puede detener la formación de niños, adolescente y jóvenes, porque se requieren de profesionales con competencias para producir los cambios que se necesitan en procura de impulsar el crecimiento y evolución de la sociedad, así como garantizar el bienestar social.

¿Cómo prevenir e impedir el avance de la pandemia COVID-19? Como todavía no hay vacunas y medicamentos para la prevención, control, vigilancia y sanación de la letal enfermedad, solo el comportamiento disciplinado y consciente de los ciudadanos puede bloquear la expansión del virus que ha infectado a 27 millones de seres humanos y ha ocasionado la muerte de 881 mil a escala planetaria.

¿Qué hacer, entonces, para obstaculizar al coronavirus? Es indispensable acoger las medidas dispuestas por las autoridades y respetar el protocolo sanitario, lo que consiste en usar mascarillas, distanciamiento físico-social, acudir al médico cuando se sientan los síntomas, no violar el toque de queda, lavarse las manos con jabón de cuaba, desinfectar los espacios con alcohol y autoprotegerse para cuidar a los demás.

Hay que someterse a ese régimen restrictivo, en razón de que es la única forma, por el momento, de precaver y bloquear al coronavirus, si se quiere retornar a la normalidad; o se actúa en esa dirección o se perderá la batalla contra la enfermedad.

Corresponde al Gobierno endurecer las acciones contra la COVID-19 y eso debe incluir drásticas sanciones a quienes irrespeten las medidas adoptadas para salvar vidas.

Es preciso asegurar el confinamiento en los hogares durante el toque de queda, evitar las aglomeraciones de grupos, cerrar los negocios y empresas que violenten el programa preventivo, mejorar la asistencia en los hospitales, aumentar las pruebas y utilizar la fuerza pública en aras de que la población se someta al estado de emergencia en que se vive actualmente.

Todos, pues, deben comportarse con madurez y sensatez, porque depende de la actitud de cada individuo el combate efectivo para vencer al mortal coronavirus.

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