Con la celebración ayer de Domingo de Ramos, la Iglesia Católica inició la celebración de la Semana Santa 2023, época del año para meditar sobre los problemas sociales, económicos, descomposición de la sociedad, desintegración de la familia, la corrupción e injusticas sociales que padecen millones de personas a escala planetaria.

Pero no se puede centrar la atención en contemplar esas dramáticas realidades, sino definir alternativas por la superación de las múltiples crisis y eso conlleva asumir con responsabilidad los retos en procura de construir sociedades basadas en el crecimiento de los pueblos y el bienestar de la humanidad.
Semana Santa es una temporada propicia para reflexionar y de ese modo determinar las debilidades y errores del hombre, a fin de rectificar y reordenar y sujetar el comportamiento en principios éticos, la fe, la sensibilidad, la solidaridad, amor a Dios y amar al prójimo.
Es tiempo de orar por los oprimidos, los pobres, los migrantes y por quienes padecen los embates del hambre, las enfermedades, la marginación y las penurias que sumergen a millones de seres humanos en el abismo.
También elevar plegaria al Señor para que ilumine a quienes controlan el poder, con el objetivo de favorecer a los más necesitados con la garantía de trabajo, alimentación y todo cuanto dignifique la existencia de la población.

Además, suplicar al Todopoderoso que inspire a los jueces para que apliquen con drasticidad las leyes contra los corruptos y tracen el camino en aras de adecentar la administración pública y asegurar que cada centavo del erario se destine para solucionar los problemas, construir las obras vitales y auspiciar la eficacia en los servicios esenciales.
Procede, entonces, ensimismarse a la luz de la vida, crucifixión y resurrección de Jesucristo, el hijo de Dios que entregó su vida por la redención de la humanidad, en virtud de ello, es un deber sacrificarse por el bien común; esa es la forma de amar al Señor con el corazón.
La Semana Santa incita a penitencia, ayuno y a las oraciones por la fortaleza espiritual, sentimientos nobles hacia los demás, justicia social, equidad y la solidaridad con los sectores vulnerables, por consiguiente, es importante consagrarse en estos valores en la búsqueda de la caridad de la gente.
Al final, corresponde a la ciudadanía actuar con prudencia en los días santos y de esa manera prevenir hechos trágicos en el prolongado asueto de la Semana Mayor.
