Inicio Opinión ARTICULOS: La doble moral de la ONU frente a las deportaciones
Por Marino Baez
mbaezjj@gmail.com
El principal capítulo del principio de vida se basa en defender los derechos de los pueblos y sus ciudadanos siempre y cuando se cumpla con el deber de las leyes sin importar si afectan a aquellos que las violan para sacar provecho personal. Esa sostenibilidad del derecho corporativo comienza con el respeto a los valores, enfocados en principios que no coaccionen y cumplan con las responsabilidades fundamentales en materia de derechos humanos, trabajo, medioambiente y lucha contra la corrupción.
En estos principios se fundamenta la Organización de Naciones Unidas (ONU), los cuales viola constantemente, cuando las deportaciones puestas en marcha por los Estados Unidos, país donde el ciudadano añora viajar sin importar si lo van a recibir con beneplácito o si al cruzar la frontera sería deportado hacia su país de orígen.
Antes de mirar la paja en el ojo ajeno sería preciso que la ONU se auxilie de una Lupa para que vea con claridad meridiana las deportaciones de ciudadanos latinoamericanos, sobre todo, nacionales haitianos que son recibidos ilegalmente en Chile y Brasil en vuelos chárter para después hacer sus travesías hacia Estados Unidos, quienes tras cruzar las fronteras de México son devueltos inmisericordemente hacia Haití.
La doble moral de la ONU ante la incidencia de la inmigración en el mundo no solo traspasa las fronteras, sino que también busca limitar el cumplimiento de las leyes migratorias de otros países, obviando las políticas, principios y objetivos para la que fue creada en contraposición y violando los principios con toda capacidad ética, moral, denodada, malsana y oportunista.
Hoy en día cualquier ciudadano quiere viajar a Estados Unidos sin importar la cantidad de dinero que tenga que gastar porque le han inculcado en la mente un supuesto “Sueño Americano” que no es más que una “Pesadilla” de la que cualquier persona quiere despertar. Más tarde quieren volver a su país de origen debido a que los resultados pronosticados no les fueron muy halagüeños que digamos.
Si pasamos revista al prontuario de deportaciones de haitianos y ciudadanos de otras nacionalidades por La Oficina de Detención y Deportación (ERO, por sus siglas en inglés) del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), el porcentaje de traslados inhumano está por encima de todos los deportados en los últimos años por la Dirección General de Migración de la República Dominicana, lo que se contrapone con las denuncias contra el país, promovida mundialmente por la ONU, a los fines de desacreditarnos.
Como dice el dicho: “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”. Según el organismo no gubernamental, Incidencia a favor de los derechos humanos en las Américas (WOLA), por sus siglas en inglés, el gobierno del presidente Joe Biden, en el 2021 y a bordo del vuelo 198, deportó y expulsó más de 20.000 nacionales haitianos hacia su país, deportaciones estas que fueron calladas por la ONU, sólo por tratarse de Estados Unidos, que al parecer lo puede todo, pero los demás países no pueden tomar sus propias decisiones.
Otro caso reciente es el de Witness at the Border, un grupo que rastrea los vuelos de expulsión y deportación del gobierno estadounidense, que se hizo eco de que en los cinco meses transcurridos del año anterior, desde el 19 de septiembre, se concentraron 161 de 198 vuelos, con 17.900 personas, fecha que marca el momento en que 10.000 personas migrantes, en su mayoría provenientes de Haití, fueron vistas en las orillas del Río Grande en Texas, clamando por asilo u otras formas de protección. ¿Dónde estaba la ONU, cuando sucedieron estos casos? ¿Dónde estaba la Corte Internacional de Derechos Humanos?
“No hay crisis que no se pueda enfrentar, ni hambre que no se pueda quitar”, la migración haitiana no es un pescado que se muerde la cola, es todo lo contrario, el gobierno haitiano, la ONU, la CIDH y otros organismos tienen la inmigración como un negocio lucrativo. Son organismos alevosos y mercuriales, aguijoneados y financiados por el gobierno estadounidense para hacer sus denuncias traperas contra el país.
Los haitianos no viajan ilegalmente a RD a través de líneas aéreas ni por vía marítima porque tienen la facilidad de trasladarse al país mediante el pago de pasajes al transporte y mediante pagos suntuosos a los guardias que custodian las fronteras, en consecuencia, para viajar a USA, lo hacen en aviones contratados por agencias de viaje latinoamericanas que han montado un lucrativo negocio a costa de su desesperación y escapan de la violencia, quienes pagan 1600 dólares en vuelos chárter desde Haití a Chile o Brasil. Desde estos países salen en busca de mejor suerte y sin saber si su destino final es América, Haití o la muerte.
El panorama de los haitianos es tan deprimente que según un informe de la propia ONU, uno de cada 575 de las personas que residen en Haití, han estado en un avión de expulsión o deportación de la administración Biden, por ejemplo, durante los últimos trece meses, la mayoría de esos nacionales son deportados a su país. Al parecer, esto no le preocupa al susodicho organismo “defensor de los derechos humanos”. “Se cumple con el deber cuando los principios están por encima de la moral”.
El autor es escritor y periodista
Reside en Estados Unidos
Septiembre 22, 2023