Por el profesor Antonio Taveras Mejía
Bonao está considerado como uno de los pueblos más ruidosos del país.
Este trabajo es fruto de una investigación sobre este aspecto. Hace mucho
tengo esta inquietud sobre esta problemática en nuestro pueblo.
Muchas personas consultadas, tienen esta misma preocupación en esta
colectividad. La gran mayoría habla de la falta de voluntad para controlar o erradicar esta situación.
Los ruidos se definen como sonidos no deseados. Hay sonidos que agradan
al ser escuchados, entre estos están: la voz humana, el canto de las aves, la
lluvia, el correr de los ríos, etc. Estos sonidos queremos escucharlos siempre ni
demasiado fuertes ni demasiado bajos y sin ninguna interferencia, porque son
agradables.
Si un sonido que es agradable lo oímos repetidas veces se
convierte en un ruido y en una sensación desagradable que hace daño. Los
sonidos con intensidad los medimos en decibeles (deci=10 viene del logaritmo
de base 10, y bel es un término que se usa en honor al gran físico Alexander
Graham Bell). Se mide así la intensidad del sonido lo cual no puede
confundirse con su frecuencia.
Así donde los ruidos son frecuentes, la intensidad que alcanzan es
insoportable para el oído y afectan no solo nuestra capacidad auditiva, sino
también otras áreas de nuestro cuerpo.
En nuestra población se producen ruidos diversos en nuestro discurrir
cotidiano sin que a ninguna autoridad, establecida para estos fines controle o le
ponga freno. En este aspecto estamos huérfanos. Todo ruido es contaminación
y ésta a su vez se convierte en foco que crea enfermedad.

En Bonao producen ruidos: El tránsito, especialmente los motoristas, también los altoparlantes, los discolight, los vehículos que llevan radio con alto volumen (inclusive a horas muy inapropiadas de la noche), también algunos centros de diversión nocturnos, etc.
Se ha determinado que en algunos lugares como en fábricas y
otras comunidades donde los niveles de ruido son muy intensos se han podido
percibir, una rápida pérdida de la audición, entre los obreros, y los habitantes
de esas localidades. En este municipio es tan notable la presencia de intensos
ruidos que a veces es casi imposible entablar una conversación con un amigo
y comunicarse de manera efectiva.
En cuanto a la salud se ha comprobado que este fenómeno del ruido produce
además de sordera, serios trastornos nerviosos y mentales, aunque a veces
estos son más moderados que el daño al oído, con mucha más frecuencia que
la primera afección citada.
El ruido constituye una dificultad para el trabajo intelectual, impidiendo en
todo caso la verdadera concentración y perturba también el razonamiento.
Una prolongación a la exposición de un ruido ha ocasionado insomnio.
Estos ruidos prolongados también pueden producir trastornos de la conducta
humana como son: irritabilidad, emotividad, incluso pueden producir
depresiones en personas que ya ha sido predispuestas a estos problemas
emocionales. Por lo visto, creo que el carácter nocivo de estos fenómenos en
nuestro medio nos llama a todos a una seria reflexión sobre el tema, ya que no
somos seres salvajes, sino personas que vivimos en una etapa en que la
humanidad ha experimentado grandes avances en el orden tecnológico y
grandes conquistas en la medicina.
En nuestro medio en el orden de la salud se ha demostrado científicamente
que el grado al que hemos llegado en este desastre de la falta de controles con
respecto a los ruidos muchas personas están padeciendo daños en el sistema
circulatorio creando en algunos pacientes problemas cardiovasculares,
ocasionando en ellos hipertensión arterial y otras afecciones.
Está comprobado que todos estos problemas se producen en las personas que han sido expuestas a niveles de ruido de 85 decibeles (DB) o más por periodo de tres a cinco años. Se afirma que en los lugares ruidosos estas incidencias
aumentaran con la edad en estos medios y en los puestos de trabajo.
La Academia Americana de Oftalmología y Otorrinolaringología ha
establecido como máxima en la capacidad auditiva unos 85 decibeles durante 5
horas diarias lo cual todavía se considera como excesivo por otros estudiosos.
Estos fenómenos acústicos e irregulares de los ruidos causan daños a toda la
población y en definitiva a todo el ambiente que nos rodea. Se han reportado
casos de serios trastornos emocionales en niños, como son: insomnio, estrés, y
de aprendizaje. Se dice que estos niños tienen menos capacidad de
aprendizaje y menos habilidad para la lectura que otros que no están
expuestos a esa problemática.
Hay varias técnicas que proporcionan la eliminación de esta grave
contaminación, no vamos a enumerarlas aquí, pero sí es de nuestro agrado por
el bien de todos que nuestras autoridades municipales y del gobierno central
las investiguen y las apliquen a favor de la población lo cual prevendría muchos
trastornos de salud y vendría a controlar una situación muy desagradable para
la paz y el ambiente salutífero que todos anhelamos.
¿Quién nos ayudará a controlar o a eliminar esta grave situación que afecta
la salud y la tranquilidad en nuestra población bonaera? ¿Será Salud Pública,
el Ministerio de Medio Ambiente, Digesett o el Ayuntamiento?
Necesitamos una intervención rápida con este fenómeno de los ruidos porque
ya está resultando patológico en nuestro medio. ¿Quién o quienes se animarán
a comenzar?

Una población que antes era muy sosegada y saludable se lo va agradecer.