La Semana Santa, en los días que lleva, nos deja tres mensajes fuerza que han de ser ponderados por los dominicanos.
Un primer mensaje lo trae la información que reitera el elevado nivel de inflación que está sacudiendo a la economía y pueblo de los EE.UU. La información confirma que en lo que va del año ese gran país del Norte, que tanto afecta la realidad nacional, registra la inflación más elevada de los últimos cuarenta años, sobrepasando el ocho por ciento, situación que también viven los europeos.

Esa nueva realidad es un efecto combinado del impacto de la pandemia y de la guerra global en Ucrania, efectos que afectaron el desenvolvimiento de la economía mundial, elevando los precios del petróleo y de los combustibles, así como de las materias primas utilizadas por la mayoría de los países del mundo.
A esas tendencias alcistas, se le añade la ruptura de la cadena de suministro, dificultando y elevando los precios del transporte internacional.
El hecho de que la inflación se mantenga en esos términos en los EE.UU. debe ser motivo de preocupación para los dominicanos que también somos víctimas de la inflación internacional, la cual podría agravarse a medida que se acentúe en los EE.UU., cuya economía está muy vinculada a la dominicana.

Un segundo mensaje anima positivamente, y el mismo está dado por el hecho de que pese a esa vinculación estrecha de la economía dominicana con la de los EEUU, el Banco Central acaba de anunciar la desaceleración del proceso inflacionario en el país, cuya tendencia muestra una ligera tendencia hacia la baja.
Según el Banco Central, en el mes de marzo el índice de precios al consumidor fue de 0.67 %, en vez de 1.18 % y de 0.92 % en enero y febrero respectivamente, lo que supone una desaceleración del ritmo de la inflación.
Es una buena noticia para los dominicanos, que ven también disminuir el nivel de remesas desde los EE.UU., posiblemente a causa de la inflación que se registra en ese país.
Finalmente, al entrar de lleno a los días finales de Semana Santa, se ha hecho recurrente exhortar a la población a pasar estos días no solo reflexionando para alimentar la conciencia cristiana, sino haciendo conciencia de la necesidad de observar “prudencia” en el comportamiento dentro de este largo feriado, evitando los excesos y las inconductas temerarias que con frecuencia culminan en hechos fatales, no deseados.
¡Así, pues, prudencia en Semana Santa!