El venidero año escolar se iniciará dentro del aciago contexto del coronavirus en la modalidad semipresencial, lo que supone un gran reto para autoridades y comunidad educativa, compelidas a aunar esfuerzos para evitar que la pandemia frustre el calendario lectivo.
Se tiene pautado que en cada aula de escuelas públicas o colegios privados se imparta docencia con no más de 20 estudiantes, lo que significa la habilitación de tandas diversas durante la semana para poder dar cabida a la totalidad de la matrícula estudiantil.
Padres y tutores tendrán que programar acompañamiento diario y prolongado a sus hijos en la realización y fiscalización de tareas y asignaciones, dado que los hogares se convertirían en aulas escolares, por lo que se requeriría de algún tipo de orientación para que esos maestros emergentes cumplan con tan difícil misión.
La Asociación de Instituciones Educativas Privadas ha advertido que el modelo educativo actual no provee a los estudiantes de las competencias y habilidades que permitan impulsar su desarrollo social y ético, de lo que podría colegirse que la educación está en crisis.
Las autoridades prometen que durante la primera semana de docencia proveerán a los alumnos mascarillas, pero que correspondería a los padres suministrarlas diariamente, aun así se requiere de un protocolo mayor para blindar contra el coronavirus a estudiantes, profesores y personal administrativo.
El modelo semipresencial que se aplicaría durante el próximo año escolar supone que los estudiantes acudirán a las aulas dos o tres días a la semana y que la docencia se impartiría bajo estricto control sanitario, pero falta aún por despejar muchas interrogantes.
¿Qué hacer si algún profesor o empleado auxiliar contrae el virus dentro o fuera del aula? ¿Se colocaría en cuarentena a sus estudiantes o a todo el personal? ¿Cuál sería el protocolo a aplicar en caso de que en la familia de algún alumno se reporte contagio del virus?
Estudiantes, profesores, empleados, padres y tutores requieren de los más altos niveles de seguridad e inocuidad ante el coronavirus, a la par con la garantía de que se ofrecería un programa o plan de enseñanza eficiente, aun en el contexto de una crisis sanitaria sin precedentes.