El gobierno canadiense no autorizó que los Azulejos de Toronto disputen sus partidos como local en su estadio

Sin jugadores masticando tabaco ni espectadores en las gradas, y con un calendario de solo 60 partidos en lugar del habitual maratón de 162, las Grandes Ligas de béisbol arrancarán este jueves su esperada temporada 2020 en pleno resurgimiento del coronavirus en Estados Unidos.

Con un retraso de cuatro meses por la pandemia, y tras una cruda disputa salarial entre peloteros y propietarios de las franquicias, las Grandes Ligas (MLB) inaugurarán su temporada ajustándose a su nueva realidad, marcada por una permanente incertidumbre.

La MLB, a diferencia de otras ligas como la NBA (basquetbol) o la MLS (fútbol), decidió que los partidos no se disputen en una única sede «burbuja» (ambos deportes en el complejo deportivo de Disney World en Orlando), sino en los estadios de cada equipo a puerta cerrada.

El jueves, los vigentes campeones, los Nacionales de Washington, recibirán a los Yankees de Nueva York en la apertura de la campaña más atípica de este deporte, que llega cuando el país bate récords de casos diarios de coronavirus y ya suma más de 3,9 millones de contagios y más de 142.000 fallecimientos.

En el Nationals Park, el lanzamiento inicial lo dará simbólicamente el inmunólogo Anthony Fauci, el rostro médico más popular en el país en esta lucha contra la pandemia.

La decisión de la MLB de que las amplias plantillas de los equipos se desplacen por el país para jugar ya está encontrando sus primeros obstáculos.

El gobierno canadiense no autorizó que los Azulejos de Toronto disputen sus partidos como local en su estadio, considerando que los viajes transfronterizos pueden generar problemas para el control del coronavirus, y ahora el equipo estudia instalarse en Pittsburgh o Baltimore.

Para reducir riesgos de los traslados, los equipos jugarán únicamente contra rivales de la misma división, tanto en la Liga Nacional como en la Americana.

Algunos jugadores, sin embargo, optaron por no participar en la campaña. Los Nacionales, por ejemplo, no contarán con el veterano Ryan Zimmermann, de 35 años, y el lanzador Joe Ross, quienes jugaron papeles clave en su triunfo en la última Serie Mundial.

«La pandemia de COVID-19 ha hecho de esta temporada un riesgo que no me siento cómodo asumiendo», dijo Ian Desmond, de los Rockies de Colorado, otro de los peloteros que renunciaron.

«Con una esposa embarazada y cuatro hijos pequeños que tienen muchas preguntas sobre lo que pasa en el mundo, mi hogar es donde necesito estar ahora mismo», dijo el jardinero All-Star.

Sin tabaco de mascar y sin escupir

Los jugadores que sí se han embarcado en la temporada se someterán a estrictos protocolos de salud y seguridad diseñados para mantener a la competición a salvo de la pandemia.

Los beisbolistas serán sometidos a pruebas cada 48 horas, y habrá obligación de llevar mascarillas en el campo.

Las normas de distanciamiento físico implicarán la ampliación de los banquillos, con jugadores de reserva repartidos en asientos de las gradas.

Dos elementos básicos del béisbol, el tabaco de mascar y las semillas de girasol, estarán prohibidos.

En el nuevo código de seguridad de este deporte, conocido como el pasatiempo nacional de Estados Unidos, tampoco estará permitido escupir ni ‘chocar los cinco’ por una gran jugada.

Los jugadores o entrenadores que salgan de sus posiciones para protestar ante los árbitros, o se les acerquen a menos de seis pies (1,8 metros), podrán ser expulsados y sancionados.

Cambios de normas

Los protocolos de seguridad de la MLB se pondrán a prueba a partir del partido inaugural, que ofrecerá un duelo de pitcheo de altos quilates entre Gerrit Cole (Yankees) y Max Scherzer (Nacionales).

La ronda más reciente de exámenes anunciada por la MLB reveló seis casos positivos por coronavirus entre las 10.548 pruebas, una tasa de apenas 0,05%.

Pero expertos en salud pública han expresado dudas sobre la seguridad de la competición.

«El plan de la MLB funcionaría muy bien en Alemania, Corea del Sur, Vietnam o Nueva Zelanda», dijo a la AFP el epidemiólogo Zach Binney, del Oxford College en la universidad Emory de Atlanta.

«Tengo sinceras dudas de que funcione en Estados Unidos. El número de casos es simplemente muy alto», afirmó.

La ausencia de las aficiones en los estadios ha obligado a los equipos a innovar, algunos introduciendo un ruido de multitudes durante los partidos y otros ocupando asientos con cartones con fotografías de aficionados.

Los jugadores también tendrán que ajustarse a varios cambios en las reglas para intentar acelerar el juego.

A partir de ahora, un pitcher relevista debe lanzar obligatoriamente a tres bateadores (antes podía ser uno), los extrainning arrancarán con un corredor en segunda sin out y la Liga Nacional tendrá un bateador asignado (hasta ahora propiedad de la Americana).

La temporada acortada podría también producir sorpresas en la carrera hacia la Serie Mundial.

Los contendientes regulares, como los Dodgers, los Yankees y los Astros, cuentan con plantillas profundas pero el formato de esta campaña podría abrir la puerta a algún equipo de nivel medio que disfrute de un arranque caliente.

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