Por Félix Nova Hijo
Se llama Sistema de Partidos a los grupos conformados por algún determinado modelo de estructuras e interacciones que pueden ser más o menos estables entre las distintas unidades de partidos pertenecientes a sistemas democráticos consolidadas, con una organización interna, al igual como los vínculos con la sociedad y las instituciones políticas. Así como lo dice Vega (1996, pág. 81) “los sistemas de partidos son considerados como un subsistema del sistema político, con el que están en permanente interdependencia”, de esa manera se puede constituir uno de sus elementos fundamentales que es el reflejar su grado de diversidad y de pluralismo.
Sobre el sistema de partidos, Pease (1999), nos dice que es “La composición estructural de la totalidad de los partidos político de un estado. Número de partidos, tamaño, distancia ideológica entre ellos, pautas de interacción relación con sociedad y su actitud frente al sistema político”. Dicho concepto define mejor el sistema de partidos porque estudia la cantidad de organizaciones, su ideología y la interacción con la sociedad que es finalmente la que define su llegada al poder.
Giovanni Sartori considera que “Los partidos son considerados la columna vertebral de cualquier democracia pues constituyen las opciones en la que la población basa sus preferencias para ser gobernados, por lo que puede afirmarse que son entidades de interés público”. Además, el objetivo de los partidos es ser una organización estable que tiene como objetivo principal la conquista y ejercicio del poder político, con el fin de organizar la sociedad y el Estado, de acuerdo con los intereses sociales que representa. Mientras que Weber define que el partido es “la forma de socialización que, descansando en un reclutamiento libre, tiene como fin, proporcionar poder a su dirigente dentro de una asociación y otorgar por ese medio a sus miembros activos determinadas probabilidades ideales o materiales”.
Una razón alegada para el transfuguismo es la desaparición o crisis de un partido, lo cual provoca un éxodo de militantes rumbo a otra organización. Este argumento tiene un gran peso, ya que obliga a sus integrantes a cambiar de organización y ubicarse en una similar a la que estaban militando, justificación que de ser cierta, el partidario no tiene la calidad de tránsfuga porque su comportamiento es la consecuencia de la crisis que pero realmente es que esta circunstancia no es la causa del nomadismo político, sino más bien, esta logra ser el efecto.
Viendo el régimen democrático propio de nuestro país existe una partidocracia o Estado de partidos, ya que estos son los instrumentos que utiliza la democracia representativa para presentar los candidatos a los puestos de elección popular. Ya que nuestro sistema democrático se define porque el número de partidos políticos, ya sea por su ideología, su estructura interna, sus dimensiones, sus apoyos sociales y sus funciones de interacción. Siguiendo esa línea, Bartolini, indica que el sistema de partidos es “el resultado de las interacciones entre las unidades partidistas que lo componen; más concretamente es el resultado de las interacciones que resultan de la competición electoral”.
Por lo que cabe destacar que el régimen democrático descansa en la anteriormente mencionada partidocracia, o mejor dicho en un sistema de partidos, el cual es importante definirlos por el número de ellos, su ideología, su estructura interna, sus dimensiones, sus apoyos sociales y sus formas de interacción aparecen como duraderos y gozan de una cierta estabilidad. Ahora bien, con ello no se quiere decir que todo se quede estático, petrificados o inclusive que no evolucionen. Sino todo lo opuesto, ya que el sistema de partidos de cualquier país se encuentra en constante proceso evolutivo, puesto que depende de unos de otros, ya que la evolución de uno logra tener influencia en la evolución de otro.
Bajo esa premisa de un efecto dominó en la evolución, es indudable que el fenómeno del transfuguismo en la República Dominicana, tal como se presenta en tiempos recientes, no se puede situar ese fenómeno en la evolución coherente en la política, ya que ese salto de un lado a otro de forma continua de miembros de un partido a otro debilita extraordinariamente el sistema de partidos políticos. Esa circunstancia que es lo suficientemente grave porque, en nuestro caso en especial, no hay suficiente fuerza en la estructura, al igual ideológicamente en los partidos asentados, más bien suelen ser organizaciones frágiles que si no tienen oportunidades para alcanzar puestos gubernamentales, se nota más la fragilidad y la debilidad de los partidos.
Dicho esto, trae también una debilidad que perjudicaría al tema de gobernabilidad, como puede ser en los ayuntamientos, el cambio de fuerzas no solamente afecta la operatividad de la oposición. Eso ocurre porque en un régimen democrático, es importante el trabajo tanto del gobierno como el de la oposición, lo que debilitar a esta por el trasvase de diputados o regidores a otros partidos distintos al partido que militó originalmente es una disfunción que altera el sistema, porque desbalancea las fuerzas políticas.
Eso es alguna de las consecuencias sobre el sistema de partidos afectan al sistema político, ya que sus efectos logran repercutir en el funcionamiento de las cámaras legislativas como el senado y cámara de diputados, como de igual manera en los ayuntamientos en su sala capitular.
Eso convierte en que ese problema logre incrementar la fragmentación del sistema de partidos, porque al final contribuye en agudizar la crisis del sistema partidario. Es decir que, si el sistema de partidos es débil, logra ser una variable dependiente y el transfuguismo como una variable independiente. Por tanto, a mayor transfuguismo político, mayor probabilidad de incrementar el grado de fragmentación del sistema de partidos.
Félix Nova Hijo