OPINIÓN: Sí, pero no

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Resulta difícil refutar el criterio de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), de que no sería el mejor momento para el regreso a las aulas, pero no resulta descabellado el propósito de las autoridades de elaborar un plan estratégico para volver a clases en modalidad semipresencial o presencial, porque hay que estar preparado para cualquier eventualidad.

El escenario lógico o normal en el sistema de enseñanza es el presencial, por lo que la educación virtual o a distancia es la excepción impuesta como cotidianidad por la pandemia del coronavirus, razón por la cual se requiere estar preparado para que maestros y estudiantes retornen a la escuela.

Tampoco debería descartarse la posibilidad de aplicar durante este año escolar la modalidad semipresencial como lo solicitan instituciones educativas privadas, especialmente en las áreas de pre escolar, en caso de que el Ministerio de Salud apruebe las dispensas de lugar en lo relacionado con el protocolo de prevención de contagio.

Parece irrefutable la opinión de la ADP de que es inoportuno concentrar más de dos millones de estudiantes, cerca de 100,000 maestros y personal de apoyo en los centros educativos mientras exista una alta tasa de positividad, pero ese juicio no tuvo efecto en la decisión oficial de reducir las medidas de confinamiento.

La educación virtual significa un gran paso adelante en lo relacionado con la calidad de la enseñanza, además de considerarse altamente positivo que la comunidad educativa aprenda o se asocie a la tecnología en el proceso de aprendizaje.

No debería causar alegría que el repentino y abrupto cambio en la educación básica y preuniversitaria desde la modalidad presencial a la virtual haya provocado daños colaterales en el propio sistema educativo y en la familia, que deberían ser objeto de atención por parte de las autoridades.

Se admite el alto nivel de riesgo que representa un retorno total a las aulas en las actuales circunstancias, pero también resulta perjudicial que autoridades y docentes se acostumbren a una modalidad de enseñanza que todavía está en fase experimental y que ha resultado altamente costosa.

Se acepta como bueno y válido el planteamiento de la ADP sobre el peligro sanitario de la educación presencial, pero se define como previsora, oportuna, positiva y sana la iniciativa de los ministerios de Educación y Salud, de prepararse ante cualquier eventualidad.

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