Los Gobiernos han mal acostumbrado a sus seguidores y simpatizantes en los partidos políticos, a la vagancia intestina, manteniéndolo con el soporte económico de “botellas”, lo que contribuye a lesionar la economía y estabilidad del Estado con el abultamiento desmesurado de la nómina pública a los fines de mantener el estatus de popularidad sin soslayar el mal que le hacen a la sociedad dominicana.
Es lo que se estila hoy día con las protestas y demandas de empleos por parte de perremeistas, lo que se constituye en la premisa de lo que será un Gobierno asediado por la inestabilidad de sus propios dirigentes y seguidores, los cuales no avizoran el desarrollo como ente productivo y estable de la economía.
La reincidencia del botellerismo gubernamental tiene su historia plasmada desde gobiernos anteriores y es una plataforma que crearon los políticos para garantizar la obtención del voto cada vez que se acerca un proceso electoral, lo que efectivamente es el estandarte del desplome mayúsculo de nuestra economía, en el sentido de que cuando se asigna UNO, DOS y hasta TRES sueldos injustificados a una sola persona se dispara el presupuesto de la nación.
“Un empleo en una botella” es como el título de una película de terror que se anida en la mente del dominicano, dedicado a la vagancia y vive del Gobierno sin dar un golpe ni de carate, hasta llegar al entorno cimero del partido para conseguir un puesto en los ayuntamientos o el congreso para continuar ordeñando el Estado sin aportar nada a su desarrollo sostenible y en aras de reducir la pobreza extrema.
Con énfasis mediática lo dejó bien claro el expresidente Danilo Medina, al afirmar que los ministros y funcionarios de los pasados gobiernos del PLD (Partido de la Liberación Dominicana) no daban un solo paso de apoyo al Gobierno y al partido si no había dinero de por medio, razón por la cual perdieron las elecciones, una forma clara, precisa y concisa de justificar la corrupción que le arropó durante sus ocho años de mandato.
El presidente Luis Abinader debe dar el ejemplo y cambiar las prioridades en el Gobierno por prioridades de Estado, tomando la iniciativa de invertir los recursos del soborno político en el desarrollo de infraestructuras productivas, como viviendas; a los fines de reducir la pobreza que corroe todos los rincones del país. Para lograrlo solo necesita decisión e iniciativa por encima de las pretensiones de los seguidores del partido que hasta ahora buscan ser beneficiados sin trabajar.
Las botellas siempre han existido y de acuerdo con un estudio realizado por la Organización Internacional Oxfam, del presupuesto correspondiente al pasado 2017, el Gobierno del PLD gastó 39,000 millones en sueldos “botellas”. Para ese año el volumen de recursos malgastados sobrepasó los RD$90,000 millones, equivalentes al 13% del gasto total del Gobierno.
Las “botellas” es el término con el que los dominicanos se refieren al pago de un salario a personas que no ejercen una función y según los cálculos matemáticos son el 53% del monto mal gastado por el Gobierno en detrimento de las recaudaciones del Estado.
Las grandes virtudes de los políticos no deben estar fundamentadas en los compromisos de aposentos con sus adversarios. República dominicana necesita un cambio.