Uno de los problemas que más atormenta la vida ciudadana por muchos años ha sido el del servicio eléctrico. Un servicio malo, muy caro y con apagones que irritan el ánimo nacional.
Este servicio se ofrece mediante un sistema incoherente e ineficiente compuesto por el sector público, reputado de muy mal administrador, y el privado, proyectado como insaciable.

En las últimas décadas el sector privado se ha concentrado en la generación, llegando a ser el único beneficiario del sistema, recibiendo la mayor parte del subsidio otorgado por el Estado, entre otros beneficios, que se destinan para cubrir los recurrentes déficits anuales que en ocasiones superan los mil millones de dólares.
Con el cambio político y el desplazamiento de los gobiernos pasados, se pensó junto al Pacto Eléctrico, que el servicio iría mejorando, a partir de una administración más eficiente y honesta, sin tantos negocios dentro de la función pública.
Sin embargo, luego de una ligera mejoría al inicio del cambio, sobre todo con los apagones y una exhibición de una mayor austeridad, la gestión eléctrica cayó nuevamente en la crisis de los apagones y en un resultado inesperado que nos habla de un agravamiento de la ineficiencia interna a nivel de las distribuidoras, las cuales han perdido US$ 258.7 millones entre enero y abril, pese al aumento de las tarifas de las EDES.
Esa situación de pérdida e ineficiencia se convierte en una pesada carga que se traduce en elevados costos políticos, dañando la buena imagen de la gestión del cambio a nivel presidencial. Tarifa y apagones son los dos cargos más peligrosos para la buena imagen de la gestión de gobierno.
Ese balance negativo en el sector eléctrico sugiere la necesidad de una reordenación de la gestión eléctrica, para que ese servicio se enrumbe hacia resultados más positivos y promisorios, que hagan desaparecer su ineficiencia interna y la eficiencia externa se traduzca en aportes positivos en los planos técnicos, financieros y de satisfacción de la población servida.

Esa necesidad se hace más perentoria por las amenazas que trae consigo el incierto entorno internacional.
¡Qué se vuelva atrás con la tarifa y que se controlen los apagones!