El proceso de normalización de las actividades en la República Dominicana podría evitar el colapso económico. En dos meses de inactividad, las pequeñas, medianas y grandes empresas registraron pérdidas incalculables, lo que provocó un despido sin precedentes de empleados. Ni hablar de los trabajadores informales, los cuales viven del día a día.
Nuestra economía no podía seguir paralizada, pues si no nos mataba el coronavirus nos mataría el hambre.
Sin embargo, las posibilidades de un incremento de contagio de coronavirus son elevadas, por lo que las personas tienen que exhibir prudencia mediante la toma de medidas preventivas, tales como el distanciamiento, el lavado frecuente de manos y la protección permanente con mascarilla de calidad. Y, además, salir a la calle sólo cuando las circunstancias lo requieran, es decir, por necesidad.
Las precauciones requieren ser mayores en personas que se hallan en el grupo de alto riesgo, por razones de edad y por el padecimiento de una o varias patologías. En sentido general, todo el que pueda estar aislado el mayor tiempo posible que lo esté, pues no se trata de un problema que se resuelve con disposiciones gubernamentales.
La historia nos habla de la Gripe Española, tan contagiosa como el coronavirus. Con esa gripe mortal también se tomaron medidas de confinamiento y la gente se cansaba de estar en la casa. Se habla de una protesta en las calles en contra de la permanencia en casa, registrada en Filadelfia en septiembre de 1918, en la que participaron unas 200 personas.
¿Cuál fue el resultado 72 horas después? Todas las camas de los 31 hospitales estuvieron ocupadas y unas 4,500 personas murieron en pocos días.
Por lo que he visto en nuestro país, con las calles llena de personas, con el Metro y otros medios de transporte, es para pensar que podría producirse un rebote significativo de contagios, pues se inició un desmonte de cuarentena sin el debido distanciamiento.
POR: Danilo Cruz Pichardo
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