El designado ministro de Economía del gobierno del presidente Luis Abinader ha ofrecido seguridades de que las nuevas autoridades mantendrán hasta diciembre los programas de transferencia económica en favor de trabajadores suspendidos y familias vulnerables afectadas por el impacto del coronavirus.
Lo dicho por el economista Miguel Ceara Hatton de que esas ayudas seguirán vigentes hasta final de año, se recibe como gran nota de alivio para un amplio sector de la población, que literalmente sobrevive con el dinero que proporciona el Gobierno.
Ceara Hatton dijo que el nuevo gobierno a instalarse el domingo mantendrá los programas Fase, Pa’ Ti, Comer es Primero, Bono Gas y Bono Luz, así como el Incentivo a la Asistencia Escolar (Islae), como forma de contrarrestar el impacto de la covid-19.
Se sabe que el financiamiento de esos programas agrava el déficit fiscal, toda vez que los ingresos tributarios, en vez de incrementarse se reducen por la afectación de la pandemia sobre la economía, pero ese es un daño colateral que será abordado más adelante.
Esos subsidios oficiales son absolutamente indispensables, no solo para para aliviar la situación de pobreza y marginalidad causada por la propagación del coronavirus, sino también para evitar degradación en los niveles de gobernanza, ante oleaje de despidos, suspensiones, cierre y quiebra de negocios.
Esas transferencias económicas dirigidas a trabajadores y empleados suspendidos y a familias vulnerables, así como el presupuesto adicional al sector salud, superarán el 6% del Producto Interno Bruto (PIB) con sustancial incremento en el déficit fiscal, pero se trata de un mal absolutamente necesario.
El presidente electo ha señalado que los recursos que en ahorro genere el programa de eliminación o fusión de instituciones estatales serán dirigidos al sector salud, lo que por vía de consecuencia aliviaría la inconsistencia presupuestal derivada de la baja recaudación fiscal.
El mantenimiento de los programas, además de honrar la continuidad del Estado, se sustenta en la justicia, la razón y la equidad, por lo que en vez de suspenderse o disminuirse deberían prolongarse en el tiempo hasta que la pandemia sea controlada y la economía reencauzada, porque el hambre siempre ha sido mala consejera.