La impresionante demostración cívica de los ciudadanos durante las elecciones presidenciales y congresuales, celebradas ayer en República Dominicana, emplaza a los líderes políticos a exhibir un comportamiento a la altura de los electores.
Salvo algunos incidentes como la muerte de un delegado del PRM, un tiroteo en Barahona, compra de cédulas y dislocamiento de electores, el proceso electoral transcurrió con normalidad y civismo.
Prudencia, madurez, respeto al protocolo sanitario y el ejercicio de votar en orden, caracterizaron la conducta de quienes acudieron a las urnas a cumplir con el deber de elegir a las nuevas autoridades, en virtud de ello, los candidatos y los líderes políticos deben acatar la voluntad popular y respetar los resultados de los comicios.
Además, los miembros de la Junta Central Electoral deben asegurar un conteo confiable y la culminación transparente y democrática del proceso, con el objetivo de evitar suspicacias que generen desconfianza y falta de credibilidad.
Esa jornada cívica no puede estropearse con pataleos, acciones violentas, denuncias especulativas y desconocimiento de la decisión soberana del pueblo; hay que resaltar la disposición de los dominicanos de formular un gran aporte al sistema democrático que se construye poco a poco en el país.
Corresponde a los políticos evaluar la conducta de los electores y reflexionar en base al patriotismo demostrado en los colegios y mesas electorales, porque el mensaje enviado evidencia que la población anhela un régimen político que propicie convivencia pacífica, paz social, libertades y la dignidad de las personas.
¿Cuáles serán los retos?
La confianza depositada por la ciudadanía en quienes dirigirán los destinos de República Dominicana, a partir del 16 de agosto próximo de este año 2020, obligará a las nuevas autoridades a la aplicación de políticas públicas eficientes y que den respuestas a las necesidades básicas de las personas.
Un compromiso apremiante es ejecutar un plan sanitario eficaz para prevenir y frenar el avance de la pandemia COVID-19, ya que es un deber preservar la salud de la población.
También es vital promover la alianza público-privada en la búsqueda de recuperar producción, economía, plazas de trabajo y la normalidad, porque es una tarea de todos aunar esfuerzos, energías y voluntades para superar la crisis generada por el coronavirus.
No hay dudas de que el futuro inmediato será bien difícil, en vista de que la sociedad está atrapada por el virus, parálisis sustancial de la economía, incremento del desempleo e inflación que impactan negativamente a las familias dominicanas.
Resultará bastante complicado rescatar la normalización de la economía, sanidad y bienestar colectivo, por tal motivo, el gobierno entrante deberá emplearse a fondo en busca de la recuperación nacional.
Humanizar y descentralizar el Presupuesto, distribuir con equidad las riquezas y bienes que se producen en el país, detener el endeudamiento, enfrentar la criminalidad y la delincuencia, aumentar las exportaciones, contrarrestar la corrupción, proteger el medio ambiente, entre otros problemas sociales y económicos deben encararse con responsabilidad durante el cuatrienio 2020-2024.