El ex presidente boliviano Evo Morales dice que el objetivo era matarle cuando hombres encapuchados abrieron fuego el domingo repetidas veces contra él, impactando su vehículo 14 veces e hiriendo de bala a su chofer. Pero funcionarios del gobierno de su otrora ministro de Economía, Luis Arce, dicen que Morales fuel el que inició el intercambio, y que el ex presidente abrió fuego contra varios policías cuando realizaban un control rutinario de vehículos en la carretera del Trópico de Cochabamba.
El confuso incidente ilustra la intensificación de la lucha por el poder en Bolivia de cara a las elecciones presidenciales del próximo año, una contienda marcada por el encarnizado enfrentamiento entre Morales y Arce, ambos las máximas figuras del partido de gobierno, el Movimiento al Socialismo (MAS). “Esta división del MAS ha llevado a una paralización casi total del país y a una crisis en la gobernanza que no le permite al gobierno avanzar”, advirtió el asesor político Alejandro Vivas. Expertos agregaron que parte de la división entre ambos dirigente se produjo en la medida en que Arce, quien terminó en la presidencia luego que Morales lo convirtió en candidato del MAS, empezó a quedarse con los negocios que Morales había acumulado en Bolivia desde las sombras del poder.

Morales, quien durante su presidencia fue un cercano aliado del fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, terminó armando en Bolivia una organización criminal con características similares a la que el chavismo montó en Venezuela, y lo que se está produciendo este momento en el país andino es una pugna entre Arce y Morales por el control de esa organización, dijo el ex ministro de Gobierno de Bolivia, Carlos Sánchez Berzain. “Esta es una lucha entre dos jefes de una mafia que controlaba el ecosistema dictatorial del socialismo en el siglo XXI”, dijo. “Es la mafia que ha disfrazado sus confrontaciones de política, mientras que la población se encuentra en el medio sufriendo las consecuencias”.
El incidente del fin de semana se produjo cuando un bloqueo de carreteras ejecutado por los seguidores de Morales cumplía dos semanas. La operación emprendida para protestar una orden de captura contra el ex presidente ha paralizado gran parte del comercio dentro del país. Morales, quien es investigado por presunto abuso de trata de personas y abuso sexual de menores, se ha refugiado en la zona cocalera de Chapare, que tradicionalmente ha servido de bastión político del ex presidente.
Los bolivianos se enteraron de los eventos del domingo a través de videos colocados por Morales en las redes sociales, en el que se le veía dentro de una camioneta que marchaba a toda velocidad conducida por un hombre que sangraba de una herida en la cabeza, que en el video parecía ser superficial.
Morales luego denunció que había sufrido de un “intento de asesinato” que atribuyó al gobierno de Arce para bloquear su candidatura para las elecciones presidenciales del venidero 17 de agosto. “Salvamos la vida apenas (de milagro), pero aquí estamos para contar lo que pasó. Nos ha salvado la Madre Tierra”, dijo Morales.

El lunes, la versión fue desmentida por el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, quien acusó a Morales de provocar el incidente cuando disparó un arma de fuego contra varios policías, hiriendo a uno de ellos cuando éstos realizaban un control rutinario antidrogas en la carretera. Según Castillo, Morales no acató la orden de los agentes y el vehículo en que iba en vez de detenerse aumentó de velocidad, mientras que desde adentro del vehículo se efectuaron algunos disparos.