BONAO.–El coronavirus ha afectado a todos los sectores nacionales en el aspecto económico. El deporte no escapa a esta dura realidad y muy en especial el que tiene que ver con el de las pequeñas ligas y prospectos que entrenan en academias de beisbol.
Ciertamente, aquellos dirigentes que se dedican a entrenar y formar a jóvenes prospectos, quienes luego, son firmados por organizaciones de Grandes Ligas, representan un sector muy golpeado por la pandemia.
Esos deportistas, quienes se ganan la vida en los distintos academias de bèisbol no han podido trabajar desde marzo pasado. Es decir, hace siete meses que no producen recursos económicos, en razón de que las actividades deportivas, los estadios en donde entrenan a sus jóvenes jugadores, están paralizadas.
Esto indica que ellos, junto a sus familiares, atraviesan por serias dificultades económicas, lo que incluso, ha obligado a muchos de ellos, a incursionar en otras actividades, en interés de poder subsistir.
Su situación es bastante precaria, lamentable y dolorosa. De ahí el que se hace necesaria y en cierto modo urgente la reapertura de las prácticas de béisbol a fin de que estos entrenadores puedan volver de nuevo a su labor habitual y retomar su modo vivendi para que, al fin, junto a sus respectivos familiares, logren recuperar en parte el terreno perdido y comenzar a estabilizar su calidad de vida.
De hecho, , es justo reconocer, sabemos que se realizan esfuerzos en procura de reabrir las prácticas beisboleras, con el debido protocolo de salud que amerita el difícil presente que se vive. Empero, ese proceso no debe demorarse por más tiempo. Es cuestión de subsistencia y de algún modo, un acto humano.