ARTICULOS: Pesar por la muerte de Orlando

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A partir del mediodía de este pasado lunes el país fue sacudido y conmocionado por la infausta noticia de la muerte violenta del ministro de Medio Ambiente, Orlando Jorge Mera, en su propio despacho.
El suceso ocurre en circunstancias en que la nación dominicana es azotada por una ola de criminalidad y delincuencia que mantiene a la población en la más dramática inseguridad.
En medio de ese clima de inseguridad, se produce el asesinato del alto funcionario de Medio Ambiente, cuyo impacto penoso se difundió por toda la nación que se mantuvo en shock mientras seguía los pormenores del suceso.
De lo que se ha dicho por los medios de comunicación, y que deberá sustentarse con toda claridad cuando el Ministerio Público y la Policía Nacional rindan un informe concluyente, surgen dos elementos que describen el fatal desenlace que le costó la vida al minis­tro.
El primer elemento se refiere al protocolo de seguridad que la mayoría entiende que falló. Sin embargo, versiones mejor informadas dicen que el protocolo de seguridad y la tecnología para el mismo, funcionaban en el ministerio con toda rigurosidad, pese a que fue violado por el victimario.
El segundo elemento se refiere a un rasgo de antropología cultural. Se trata del predominio de la “informalidad” que impone la cultura tradicional dominicana dominada por las “relaciones primarias”, las cuales definen un ambiente laboral en muchas instituciones y empresas públicas y privadas fundamentado en la amistad y su correlato distorsionado del “amiguismo”.
En ese clima “amistoso” no solo se violan las formalidades de los protocolos, sino que se generan expectativas de metas personales en ciertos actores de las instituciones, cuyo éxito se piensa obtener sobre la base de la amistad que se tenga con los funcionarios amigos que toman decisiones.
En esa dinámica los sentimientos de amistad están por encima de las normas orgánicas y de las leyes, de modo que, si los funcionarios que toman decisiones hacen prevalecer esas normas orgánicas y las leyes, entran en conflicto con quienes quieren forzar la situación a su favor en base a la amistad y los agradeci­mientos personales y afectivos compartidos.
En esa búsqueda, la frustración por el fracaso de la gestión desencadena un desequilibrio emocional que conduce, con frecuencia, a la conducta violenta que puede culminar en la agresión y el crimen, como sucedió en el escenario del hecho en el que perdió la vida Orlando Jorge Mera.
De esa manera dramática la nación ha perdido a un dominicano de valía que había dedicado toda su vida desde niño a la política bien entendida y para la cual se había formado. Que sirva su ejemplo, para que los funcionarios hagan conciencia del riesgo que corren en el ejercicio de sus funciones, por la debilidad de los protocolos formales de seguridad en el marco de una institucionalidad dominada por la informalidad “amistosa”.
La Información expresa su sentimiento de pesar y de solidaridad con las familias Jorge Mera y Jorge Villegas.
¡Descanse en paz!

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