ARTICULOS: El problema penitenciario

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Uno de los problemas que le ha estallado en las manos al gobierno en esta fase de cuestionamiento de su eficiencia, ha sido el problema de las cárceles dominicanas.
Una mirada gruesa del mismo pone en evidencia la dificultad que emana del problema crónico de la corrupción. Se dice que el viejo modelo en manos de la Policía y del Ejército, está corrompido, además de hacinado con una población de presos que en mucho sobrepasa la capacidad de los establecimientos carcelarios.
El caso más típico de esa situación es la Cárcel de La Victoria, motivo de escándalo por el alto nivel de corrupción, recientemente denunciado por el Asesor del presidente en materia penitenciaria, el señor Roberto Santana.
Esa denuncia formulada por una personalidad como lo es Roberto Santana merece ser tomada en cuenta como para definir una estrategia que, cumpliendo con los estándares internacionales en manejo de cárceles y también cuidando la eficiencia de la acción del Estado, ponga al sistema carcelario en el camino de la superación de los actuales pro­blemas que le caracterizan.
Una estrategia de este tipo debe partir de la decisión de completar la ejecución del nuevo modelo penitenciario que ya se conoce y que según lo que se ha establecido funciona con mejores resultados que las cárceles del viejo modelo.
Para esa labor el Estado dispone de una gran cárcel en fase de remodelación de acuerdo con las sugerencias hechas por el Asesor Penitenciario, siguiendo las normas internacionales. Esta nueva cárcel de La Victoria, ya remodelada debe ser tomada para dar un paso gigante en el proceso de completar el nuevo modelo penitenciario.

Aprovechando esa gran infraestructura carcelaria, se debería pasar al entrenamiento y selección de todo el personal de la nueva Victoria, preparado de acuerdo con el protocolo que maneja el nuevo modelo penitenciario, que eliminaría los tradicionales vicios de la corrupción y comercialización de los espacios y servicios que germinan en las cárceles del viejo modelo.
Completadas esas fases, se pasaría al traslado de la población de internos, como se dice ahora, de modo que se complete el proceso de reconversión de La Victoria al nuevo modelo, con su nuevo personal entrenado y las nuevas normas para su administración.
Siguiendo esa ruta, se tendría la experiencia acumulada para proseguir con el proceso en las demás cárceles manejadas según el viejo modelo.
Ese proceso debería completarse en los dos años que le restan a la presente gestión de gobierno, de modo que este gobierno, le haya dado solución al problema penitenciario dominicano, para que el país salga de una pesadilla como lo es el régimen penitenciario en el viejo modelo.
Se puede sugerir que el Asesor Penitenciario de la Presidencia, sea responsabilizado de esa gestión, en coordinación con la Procuraduría de la República, por la capacidad probada de ambos funcionarios, además de su probidad.
¡Manos, pues, a la obra!

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