A pesar de que los partidos políticos y los aspirantes a posiciones electivas, en franca violación a la Constitución y las leyes adjetivas relacionadas con la política-electoral, han estado en campaña desde hace tiempo, fue ayer cuando la Junta Central Electoral (JCE), dejó abierta de manera formal e institucional la precampaña de cara a las elecciones del 2024.
Frente a la apertura del proceso para inscripciones de precandidatos, promover el proselitismo e incrementar la lucha por el poder, es propicio que los miembros de la JCE, dirigentes políticos y aspirantes a posiciones municipales, congresuales y presidenciales, actúen con sensatez, civilidad, madurez y abnegación en procura de salvaguardar la democracia participativa y representativa.
Quienes integran el Pleno de la JCE, las cúpulas de los partidos políticos, los candidatos y los ciudadanos con derecho al voto, deben encarar con responsabilidad los desafíos para garantizar elecciones democráticas, transparentes, libres y que al final se respete la voluntad popular.
Corresponde a los miembros de la Junta Central Electoral comportarse como árbitros y rectores imparciales de las votaciones, por consiguiente, su compromiso es sujetar su misión a la Carta Magna y al régimen político-electoral, porque es su deber patriótico por la fortaleza del sistema democrático.
Despiertan optimismo y esperanza las resoluciones más recientes de la JCE, en la medida que están apegadas a la Ley Suprema y a las leyes en materia electoral, por tal razón, se está generando confianza y eso permite tener fe en la preparación de comicios pulcros en el 2024.
Mientras que partidos políticos, líderes y candidatos deben cimentar la campaña en la civilización, el respeto, debates en base a propuestas programáticas e ideas que coloquen en primer plano los intereses de la nación y elegar aspiraciones articulares.
Es vital la presentación de proyectos que muestren los planes de las organizaciones y los candidatos, con el objetivo de aplicar políticas públicas eficaces en aras del crecimiento socioeconómico de República Dominicana, eficiencia de los servicios esenciales, el bienestar social y el desarrollo humano.
Los electores, de su lado, deben ejercer una ciudadanía consciente y acudir a las urnas a sufragar con amor patrio para elegir a hombres y mujeres dispuestos a trabajar por y para el pueblo; ese rol es clave con la finalidad de consolidar la democracia dominicana.
Que se aúnen, pues, esfuerzos, sacrificios y voluntades por unas elecciones libres, democráticas y pacíficas en el 2024; esa es la gran apuesta de todos los dominicanos.