El fuerte oleaje en el mar Caribe provocó que los cuerpos de rescate de la Alcaldía Santo Domingo Este suspendieran hoy la búsqueda del cadáver de la niña Liz María Sánchez, quien fue violada, asesinada y luego lanzada al mar por un hombre de confianza de sus padres, quien confesó haber cometido el hecho.
El jefe de los bomberos de dicha demarcación, coronel Rafael Javier Bueno, dijo que el oleaje estaba muy intenso, y que por esa razón, los rescatistas decidieron suspender la búsqueda iniciada ayer.
El hecho ocurrió la mañana del domingo en el Ensanche Isabelita II, cuando el imputado, identificado como Esterlin Francisco Santos (El Panadero), aprovechó que la menor de nueve años, fue a visitarlo para buscar un celular que el individuo supuestamente le había prometido.
Francisco Santos reveló que lanzó el cuerpo dela víctima al mar Caribe, exactamente en el kilómetro 14 de la avenida Las Américas.
El implicado está detenido desde el domingo y se espera que un juez le conozca medida de coerción esta tarde, según lo establece la ley, que otorga un plazo de 48 horas para que una persona detenida sea presentada ante un tribunal tras su arresto.
Vecinos del lugar atribuyeron el hecho a un descuido de la madre de la menor, identificada como Liselot García, quien reveló que solo tenía seis meses “tratando con confianza” al agresor.
«Tratándolo con confianza solo tenía seis meses, porque lo conozco desde hace tiempo. El era muy amigo de mi esposo y siempre venía aquí», dijo García.
La menor residía junto a sus padres en la calle Respaldo 13, pero el supuesto matador vivía en una casucha improvisada, ubicada en un terreno que cuidaba, frente a un lujoso residencial de la calle 10, del referido sector, situado entre las avenidas España y Las Américas.
En un video captado por una cámara de seguridad ubicada en uno de los edificios del lugar se observa cuando la menor entra por una puerta de hierro para dirigirse hacia la casucha del sujeto.
Otro video muestra al imputado cuando salía en una vieja motocicleta modelo 70, con un saco en la parte trasera, donde acostumbraba a cargar los panes que vendía.
Uno de los vecinos consultados por El Nacional aseguró que la niña visitaba al individuo de manera frecuente, y que la madre también lo hacía.
«Esa mujer (la madre) sabía todo, porque ella no salía de ahí y la niña venía a cualquier hora, incluso, llegó a decirle a la niña que cogiera todo lo que le dieran», dijo una mujer que pidió reserva del nombre.
Ayer, residentes del sector pidieron a las autoridades investigar el caso a profundidad, para que el hecho quede esclarecido.
Consideraron que hasta los padres de la víctima deben responder ante un tribunal, ya que, según afirman, permitían que la pequeña estuviera a altas horas de la noche en la calle.
La madre de la niña asesinada dijo que ya no ofrecerá más informaciones del hecho y que solo hablará a través de su abogado.
