Desde la llegada de Raymond Abreu a la gerencia de los Toros, la filosofía fue sencilla: mejorar el porcentaje de embasarse del conjunto romanense.
El plan ha funcionado a la perfección pues luego de ser últimos en OBP, los Toros han encabezado ese renglón en las últimas dos temporadas de manera consecutiva y Rubén Sosa ha sido pieza vital en que eso sea un hecho.
Sosa, adquirido en marzo del 2018 desde el Escogido a cambio de César Puello, ha sido una bujía para el club naranja desde el momento en que se puso el uniforme taurino.
En su primera temporada, “Chimbala” vio acción en 41 partidos y compartió el liderato del equipo en anotadas con 30, la segunda mayor cantidad en toda la Liga.
Eso vino acompañando de un porcentaje de embasarse de .374, el cuarto mejor en LIDOM.
Ese primer año, Sosa promedió .297 y remolcó 15 carreras, solo superado por otros cuatro jugadores en ese encasillado. Sus 13 bases robadas solo fueron superadas por su compañero Jordany Valdespín, que se hurtó 14 almohadillas.
La temporada siguiente, donde los Toros se coronaron campeones y establecieron récords de victorias en una temporada con 51 (incluyendo playoffs), Sosa siguió aportando a la causa taurina y, aunque su promedio cayó a .268, su porcentaje de embasarse subió a .388 en 34 partidos, el quinto mejor del circuito.
“Luego de estos dos años con los Toros mi experiencia ha sido maravillosa,” dijo el veloz jardinero. “La química que tenemos entre los jugadores es súper especial”, agregó Sosa.