En un proceso cargado de tensiones, en que las encuestas hablan de una suerte de empate técnico entre los dos principales contendientes en las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos, los dos intentos de asesinato contra el republicano Donald Trump colman de incertidumbre el último tramo de la campaña proselitista.
Trump, quien después de marchar al frente en la preferencia del electorado ha visto reducir su ventaja, ha apelado a los insultos y las descalificaciones contra su rival, la vicepresidenta Kamala Harris, elevando más las pasiones y polarizando más el certamen. Sin embargo ni siquiera la denuncia contra los inmigrantes haitianos, a quienes acusó de comerse las mascotas en una ciudad de Ohio, ni nada justifican los intentos de asesinato del magnate.
Sobre el atentado que ejecutaría un hombre con antecedentes penales, detenido con un rifle AR-47 cerca del club de golf de Trump, en la Florida, los republicanos han apuntado al entorno de la candidata demócrata, pero el Gobierno consideró que se trató de una falla de los servicios de seguridad.
Antes de la detención del sospechoso en los alrededores del campo deportivo se había originado una balacera que alarmó a la seguridad del exgobernante.
El 13 de julio el republicano fue herido de un disparo en una oreja cuando participaba en un acto proselitista.
El frustrado atentado, en que murió una persona, determinó la renuncia de la titular del servicio de seguridad. Pero en la medida que se acerca el conteo regresivo y se agitan las pasiones el panorama se ha tornado más tenebroso.
Lo ideal sería rebajar las pasiones, pero ante lo difícil que resulta, los frustrados intentos de asesinato y la crispación que caracteriza el torneo electoral de Estados Unidos sugieren revestir tanto a Trump como a Kamala Harris de la máxima protección.
En un país donde abundan los atentados indiscriminados y las armas de fuego se comercializan con menos requisitos que los medicamentos, se impone prevenir una desgracia.
Con los avisos que se tienen, los servicios de seguridad tienen que extremar sus acciones para evitar en el último tramo de la actual campaña electoral una desgracia de consecuencias impredecibles en una nación que se ha mercadeado como ejemplo de democracia en el planeta.
