La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha vuelto a sonar la alarma sobre la acelerada propagación de la pandemia del coronavirus en América Latina, donde el número de muertos ha pasado de 100 mil y los infectados de dos millones 500 mil. De los más de 10 millones de infectados y más de 500 mil defunciones por la enfermedad, la región registra alrededor de un 25% del total en cada caso.
El virus ha castigado con particular dureza a Brasil, Perú, México y Argentina. Para más inquietud Estados Unidos lidera las estadísticas en fallecimientos y contagiados por una enfermedad para la que no se acaba de encontrar una vacuna.
Tan preocupante como el incremento es la relajación de las medidas sanitarias en casi todos los países de América Latina. El gran temor de la OSM y otros organismos internacionales es que se retroceda más todavía de no observarse el uso de mascarillas, el distanciamiento físico y otras medidas preventivas en la reapertura de la economía.
Si bien en algunos países se ha avanzado en otros las perspectivas son brumosas.
La indisciplina y la lucha por la vida se han combinado como caldo de cultivo para disparar los casos. Pero también se ha observado que el incremento de los contagiados ha estado relacionado con la utilización de más pruebas para detectar la enfermedad.
La curva, sin embargo, no deja de ser inquietante, sobre todo tras el confinamiento a que se ha sometido a la población. La alarma detonada por la OMS sobre la propagación del virus debe servir siquiera para prestar más atención al protocolo sanitario.