OPINIÓN: Semana crucial se juega el poder político de RD

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El proceso electoral ocupa toda la atención de la nación, al tiempo de que el mismo entra en la semana final, cuando el próximo domingo se realice la jornada electoral. En estos momentos la política lo ocupa todo y para una buena parte de los electores y políticos las elecciones son de “vida o muerte”.

La vida y el futuro de mucha gente están cifrados en los resultados de las elecciones, porque la política se ha convertido en la oportunidad para muchos de ascender en la escala social o de mantener y consolidar los peldaños escalados mediante el aprovechamiento de las posiciones públicas.

 

Esa realidad de la política, en medio de la debilidad del marco jurídico institucional y del desmantelamiento de los valores que conforman la moralidad ciudadana, hace que el “oportunismo” y el “maquiavelismo” sean las orientaciones más sobresalientes en la conducta de los actores políticos y en la expectativa del ciudadano común.

Esperamos, sin embargo, que el domingo de las elecciones la conducta ciudadana se enmarque en el civismo, como en cada ocasión se ha manifestado, y que el certamen, en consecuencia, transcurra en relativo orden, sobre todo en paz y seguridad, de modo que no haya nada que lamentar.

Se sabe de antemano que como siempre habrá desmanes de grupos que cometerán las irregularidades acostumbradas, como expresión de su vocación tradicional a burlar la Ley y las buenas costumbres, orientaciones que enturbian unas elecciones legítimas y limpias en las cuales se exprese con nitidez la voluntad popular, al momento del pueblo soberano delegar su poder en los elegidos.

La Junta Central Electoral deberá, como responsable de la organización del proceso, emplearse a fondo para una labor efectiva de supervisión y control, para lo cual debe regir y ordenar el buen comportamiento de la Policía Electoral, la cual deberá ocuparse del orden público electoral y mantenerse imparcial y obediente al poder civil, representado en la ocasión por el Pleno de la Junta.

En esa labor, el órgano electoral deberá hacer cumplir el protocolo sanitario para proteger a los electores que acudan a las mesas electorales, dada la circunstancia de la crisis sanitaria impuesta por la pandemia del coronavirus, que mantiene en amenaza la salud de la población aquí y en el mundo entero.

En ese orden, se hace imprescindible que las normas de la distancia física, el uso de las mascarillas y el lavado de las manos se observen con rigurosidad, así como toda la logística sanitaria dispuestas por las autoridades. Votar no debe ser motivo de espanto de la ciudadanía en esas condiciones de control.

Al término del proceso, el órgano electoral, tal como lo tiene previsto, deberá dar a conocer los resultados del certamen, los cuales habrán de confirmar si es o no necesario la realización de una segunda vuelta prevista para efectuarse a fines de julio.

Esperemos, asimismo que el proceso de transmisión de las actas y de publicación del conteo de los votos también transcurra con normalidad, durante la noche del 5 de julio, de modo que el lunes siguiente la población retorne a la normalidad y el activismo político le dé un respiro a la cotidianidad de la vida nacional.

¡Demos, pues, ejemplo de civismo y decencia el 5 de julio!

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