OPINIÓN: Emergencia nacional

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El avance vertiginoso  de la pandemia COVID-19,  ha obligado al jefe del Estado Danilo Medina Sánchez  y al pre­sidente Electo Luis Abinader Corona, consensuar la declaratoria de emergencia nacional por 45 días, a fin de prevenir e impedir la expansión del virus.

Significa esto que las medidas restrictivas se endurecerán, debido a que los ciudadanos han exhibido un comportamiento inadecuado expresado en indisciplina e inconciencia, por consiguiente, esa actitud ha contribuido con el incremento de fallecidos y contagiados a causa del coronavirus.

Diputados y senadores aprobaron el estado de emergencia por 45 días, incluso fue aprobado por los legisladores que plantearon antes de las elecciones, que no era necesario mantener un estadio de urgencia, porque el Gobierno estaba aprovechando la situación para la campaña político electoral.

Frente a la dolorosa realidad ocasionada por la letal enfermedad, se impone la unidad de todos los sectores alrededor de una cruzada orien­tada a precaver y frenar el auge del COVID-19, como fórmula para conservar, proteger y preservar la salud de la población.

Hay que conjugar acciones sa­nitarias con procesos sociales, económicos y productivos factibles en medio de la crisis, porque se debe asegurar alimentación y lo indispensable que permita sobrevivir ante los embates del coro­navirus.

Corresponde a las autoridades actuar con responsabilidad, en el marco de la Constitución y las leyes, aplicando con eficacia las medidas necesarias en busca de garantizar que los ciudadanos acaten las disposiciones, porque de lo contrario la acción no tendrá ningún efecto satisfactorio en materia sa­nitaria.

Además, los dominicanos deben comportarse con comedimiento y tener conciencia sobre la gravedad y real dimensión de la pandemia, ya que es un compromiso colectivo combatir con vigor al inusitado e invisible virus que causa estragos a nivel mundial.

Que se aúnen, entonces, esfuerzos, recursos y voluntades contra el coronavirus, por la salud de la población y la plena reapertura de la economía.

Víctor Víctor: pérdida irreparable

Víctor Víctor, patrimonio, re­ferente y símbolo del arte y la cultura de República Dominicana, ha muerto; su partida física consterna y provoca una herida difícil de cicatrizar.

COVID-19 se ha llevado al ser humano y al artista que articuló creatividad, ingenio e inspiración para producir música, canto y composiciones que reflejan el sentir, costumbres y tradiciones culturales del pueblo.

Rescató al son, dimensionó e impregnó calidad artística a la bachata, expresó sus ideas revolucionarias a través del arte y enalteció a escala internacional la dominicanidad e identidad nacional.

Oriundo del  populoso sector Los Pepines, en Santiago, Víctor Víctor luchó por la liberación y la felicidad de la población, por eso hoy los rostros de los patriotas se cubren de lágrimas.

Desde su juventud hasta al final de su existencia, así se establece en su trayectoria e impronta, se consagró a defender los derechos humanos y propagar ideas por la construcción de un sistema político sustentado en equidad, justicia social, libertad e igualdad.

Hoy lloramos la muerte del cantautor y del ser excepcional que re­presentó al pueblo con dignidad.

Que su alma descanse en gloria eterna, maestro Víctor Víctor.

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