MUSICA: Harán proyecto “Vivir para siempre”: para que el merengue no muera

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El merengue es más que un género musical: es identidad, memoria y resistencia cultural. Así lo entiende Charlie Núñez, ideólogo del proyecto Vivir para siempre, una canción homenaje que busca rescatar la grandeza de la “época dorada” del ritmo nacional y rendir tributo a quienes lo hicieron inmortal en los salones de baile.

“Pienso que los buenos artistas no deberían morir, ni siquiera envejecer”, afirma Núñez al inicio de la conversación. Su convicción es clara: ningún género ha dado tanto al pueblo dominicano como el merengue, y sin embargo, pocas veces se le ha valorado en su justa dimensión.

La chispa que encendió el proyecto fue la pérdida de grandes íconos en los últimos años. “El punto de partida fue ver cómo se nos van importantes glorias del merengue y cómo los reconocemos cuando ya no pueden sentirlo”, reflexiona.

Para él, Vivir para siempre es un llamado de atención. Hay que celebrar a los artistas en vida, devolverles el cariño que tantas veces regalaron en forma de alegría y fiesta.

La selección de los intérpretes fue un proceso íntimo y estratégico. Núñez explica que se apoyó en la complicidad de sus hermanos Mario Díaz y Herodys Ureña. “La relación primaria con ellos nos permitió arrancar, y al escuchar el demo algunos se motivaron a sumarse”.

El proyecto busca revivir el interés por el merengue entre las nuevas generaciones

El resultado es un mosaico de voces que han sido parte fundamental de la historia reciente del merengue.

 

En Vivir para siempre se escuchan las voces de Maridalia Hernández, Sergio Vargas; Jandy Ventura, Rafa Rosario; Ramón Orlando Valoy, Silvio Mora; Carlos David, Herodys Ureña; Iris y Franklin ( New York Band), Rober Jeandor, Didi Hernández; Kinito Méndez, Henry García; Tito Kenton, Freddy Geraldo; Eddy Rafael, Chucky Acosta; Charlie Rodríguez y Pablo Martínez.

No todos pudieron estar. Hubo exclusiones involuntarias, ya que algunos artistas nunca recibieron el mensaje, otros no respondieron y unos más declinaron por razones contractuales o creencias personales.

“Lo importante es que quienes dijeron que sí lo hicieron con entusiasmo y sacrificio, a pesar de agendas complicadas y viajes constantes”, cuenta.

La estructura musical de la obra también tiene sus cimientos claros. La letra fue escrita por Núñez, la música nació en equipo junto a Díaz y Ureña, y el arreglo recayó en este último.

“La producción estuvo a cargo de la entrega y el entusiasmo de todos”, resume, consciente de que este proyecto no es de uno solo, sino de una comunidad que todavía cree en el merengue.

No todo fue sencillo. El mayor reto fue coordinar las agendas de los intérpretes con el estudio de grabación. La logística se convirtió en un laberinto, pero el resultado compensa el esfuerzo, un homenaje colectivo con alma de pueblo.

Más allá de lo musical, Núñez es contundente en su diagnóstico cultural. “El merengue nunca se podrá olvidar. Sin merengue no hay fiesta. Pero igual que a nuestros artistas, les faltan programas y planes estatales, protección y defensa frente a las amenazas”.

Ese vacío institucional, asegura, explica parte de la crisis del género. “Los dominicanos dejamos de consumir merengues en la radio y televisión cuando dejaron de ofertarlo. Los jóvenes no van a salir a buscar un producto que no conocen ni está en el escaparate. Y sin embargo, en países como Colombia, Venezuela o Guatemala todavía se baila merengue con fuerza, incluso en lugares donde no se habla nuestro idioma”, advierte.

La estrategia de promoción de Vivir para siempre estará orientada a plataformas digitales, emisoras que aún programan merengue y en espacios especializados. Y lo que más entusiasma a Núñez es la reacción inicial. “La gente vinculada al merengue simplemente lo ha hecho suyo”.

El público, como siempre, tendrá la última palabra. “La reacción de la gente con la música siempre es una sorpresa. Esperamos que esta vez la sorpresa sea buena”, comenta con una sonrisa.

En lo personal, su vínculo con el merengue es inseparable. “Desde niño estuve involucrado con la música, amo el merengue. Es una pena que ningún gobierno haya entendido el valor de este producto que ha crecido de forma silvestre. Solo el esfuerzo individual ha sacado provecho, mientras nuestros políticos siguen siendo miopes frente a la cultura y el deporte”, critica.

Y antes de despedirse, deja un mensaje para las nuevas generaciones. “No se aparten de lo que somos. Las modas pasan, pero la razón de existir de los pueblos está en su cultura. Dominicana es béisbol, merengue, arroz, habichuelas, un vecino, un hola, un ¿Cómo te va?… Son cosas que deben vivir para siempre”.

En Vivir para siempre no solo hay una canción, sino también un manifiesto cultural, un grito de resistencia, un recordatorio de que mientras suenen la tambora y la güira, la identidad dominicana seguirá bailando.

Movimiento

Charlie Núñez espera que todo no se quede en una canción. Sueña con que el proyecto se convierta en un punto de partida para un movimiento mayor. “Quisiéramos que motive a los jóvenes a cantar y grabar merengue, y que el Estado entienda su papel en la protección y promoción de la industria”. La posibilidad de un álbum o un documental está sobre la mesa.

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