BONAO.-La población parece dar vueltas en círculo en el desierto porque en medio de la pandemia desoye las exhortaciones de las autoridades y literalmente prefiere adorar el becerro de oro, sin entender que cada quien corre peligro de morir sin llegar a la tierra prometida.
En las calles de esta ciudad en horas nocturnas se pueden observar a los pasoleros y motoristas celebrando como si fuera un Año Nuevo de Pascua, romo, cerveza, mujeres y paseo sin mascarillas son las escenas que se pueden observan en la noche.
El viernes se reportaron 22 muertes más por coronavirus, y 1,125 casos nuevos de contagio, cifras escalofriantes que han debido poner los pelos de punta a gobernantes y ciudadanos, porque por ese camino no se llega a Roma, sino a un escenario de caos hospitalario.
La comisión oficial de prevención y contención de la covid-19, así como la designada por el presidente electo deberían asumir la responsabilidad de recomendar al Gobierno en ejercicio y al que se instalará el 16 de agosto, medidas urgentes y restrictivas para contener el rebrote pandémico.
Las fases de desescalada económica estarían condenadas al fracaso sin un programa sanitario que contenga el incontrolable relajamiento social que representan las aglomeraciones, inobservancia al uso de la mascarilla, lavado de manos y distanciamiento social, lo que se agrava con la cosecha de contagiados derivada de la campaña electoral.
Este es el momento de recuperar el camino en línea recta para poder salir del desierto donde prima el desenfreno y el aumento vertiginoso del coronavirus. Duele decirlo, pero urge retornar al confinamiento, si de verdad se desea llegar a la tierra prometida.
Mañana mismo.